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Década dorada, economía e inversiones españolas 1990-2000 (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4

  • 10. Desafíos para la
    industrialización

En la industria se alberga la fuerza que más
dinamismo le imprime al desarrollo económico. Todas las
naciones que gozan de un alto nivel de desarrollo han pertenecido
al mundo industrializado. Y por el contrario, los países
sin industria, o con una actividad fabril insuficiente, sufren
las penurias que son el rasgo común de las regiones
subdesarrolladas.

En los tiempos actuales, la industrialización es,
para los países avanzados, un reto más que
superado. El estudio de la industrialización ha dejado de
ser una preocupación corriente para convertirse en una
ocupación de los historiadores de la economía.
Aunque, para los países en desarrollo, a pesar de la gran
contracción de la industria, la industrialización
sigue estando a la orden del día en los países
más pobres. Los economistas, incluso, han rescatado el
concepto de industrialización para subrayar en qué
consiste salir de la pobreza.

En la última década, y atendiendo a los
datos recopilados por las Naciones Unidas y ampliamente
reproducidos por el Banco Mundial, el valor añadido de la
industria manufacturera sólo gana importancia en el
PIB.

Panorama de la
economía latinoamericana

  • 1. Fondo Monetario
    Internacional

Esta austeridad fiscal, junto al favorable contexto
económico internacional, posibilitaron una rebaja de
déficit fiscal al situarlo en el 2,4% del PIB, frente al
3% del año anterior.

Casi todos los países flexibilizaron sus
políticas monetarias para lograr una más
rápida reactivación económica, reduciendo
sus déficits fiscales, aunque encontraron un escollo en el
aumento de los precios del petróleo, los países no
productores influyendo de esta manera en el crecimiento de la
inflación.

GRÁFICO. EVOLUCIÓN
RECIENTE Y PROYECCIONES DEL PIB

Y DE LA INFLACIÓN EN
AMÉRICA LATINA

Monografias.com

El crecimiento económico durante el año
2000 y su continuación proyectada hacia el 2001
presentaban variaciones sustanciales entre los países. La
Tabla VII muestra, por ejemplo, que las tasas de crecimiento en
1999 variaron del positivo 8,3% en la República Dominicana
al negativo 7,3% en Ecuador. De la misma forma, las tasas
varían para el 2000, y la expectativa es que de los 11
países incluidos en la lista hayan tenido un
desempeño económico mejor durante el 2000 que el
registrado en 1999.

A pesar de las perspectivas positivas, existen riesgos
de corto y mediano plazo que, si se concretan, podrían
afectar negativamente la capacidad de recuperación y
crecimiento de las economías de América
Latina.

Por ejemplo, los países en su mayoría son
importadores de petróleo y sus economías se
verán afectadas si el precio del petróleo aumenta
nuevamente (como ha sido la tónica durante el 2000) y se
mantiene por mucho tiempo más. Otro riesgo, que tiene sin
embargo menos probabilidades de hacerse realidad, sería el
de una caída acentuada de las tasas actuales de
crecimiento de la economía de Estados Unidos, lo cual
traería como consecuencia una retracción del
crecimiento de las exportaciones de la región hacia ese
país (probablemente México puede ser el país
más afectado). También una nueva
perturbación financiera externa, podría afectar la
reanudación del crecimiento, habida cuenta de que se
precisarían nuevos ajustes de corto plazo.

Las perspectivas económicas del Banco Mundial,
analizadas en su informe

«Global Economic Prospects 2001»,
pronostican un decenio de crecimiento moderado y sostenido en el
contexto económico internacional, con un incremento
previsto del 4,1% del PIB en el año 2001 y un potencial
para duplicar el crecimiento per cápita de la pasada
década, gracias a la estabilización de los mercados
financieros internacionales y al florecimiento del comercio
mundial. Para América Latina, el pronóstico de
crecimiento del PIB es del 4,1% en el año 2001 y del 4,3%
en el 2002, mientras que el crecimiento per cápita en los
próximos diez años se estima entre el 3 y 3,3%, el
doble del experimentado en la pasada década.

Se ha experimentado una mejora sostenida de indicadores
macroeconómicos tales como inflación, desempleo,
capital humano, flujos de inversión y tasas de cambio. La
inflación declinó del 24% al 6% en promedio durante
la última década, a excepción de Ecuador. El
desempleo cayó y los salarios reales aumentaron en Brasil,
Chile y México, en comparación con las tasas
promedio de 1999, pero el desempleo sigue siendo alto en
Argentina y Colombia.

En cuanto a la inversión real experimentó
un incremento del 2%, sustentado en sólidos flujos de
inversión extranjera directa, los cuales subieron del 1% a
casi el 4%, mientras que la apertura e integración
hicieron que el flujo comercial se duplicara en los
últimos diez años.

Es probable que el acceso a Internet por habitante siga
siendo limitado, especialmente en los países más
pobres. Quizá las empresas de los países en
desarrollo aumenten notablemente el uso de Internet, pero en los
países más pobres la competitividad podrá
verse perjudicada por la falta tanto del capital humano como de
los servicios complementarios, necesarios para una eficaz
participación en el comercio
electrónico.

  • 3. Comisión Económica para
    América Latina y el Caribe

La situación económica adversa por la que
atravesaba la región desde finales de 1997 no se ha
disipado totalmente, puesto que para la mayoría de los
países persisten las restricciones de financiamiento
externo.

Los países exportadores de petróleo se han
visto favorecidos por la notable alza de los precios en el
mercado internacional, mientras que los no exportadores debieron
afrontar un deterioro en la relación de intercambio, lo
que dificultó la reactivación.

En este sentido, es muy interesante analizar el impacto
que esta desaceleración económica ha tenido sobre
toda la región de América Latina. Puesto que EE.UU.
constituye el mayor mercado de exportación, el impacto
comercial ha sido considerable. No hay que olvidar tampoco que
sus flujos de inversión extranjera directa se vieron
mermados por el deterioro de la rentabilidad
empresarial.

Esta desaceleración aportan sin embargo efectos
positivos: una relajación de la política monetaria
es buena para las economías de la zona y, como
consecuencia, implica un aumento de liquidez en los mercados
internacionales que reducirá el coste de la
financiación exterior. El país más afectado
por el «aterrizaje suave» estadounidense es
México, si bien su economía continuó
creciendo por encima de la media en la zona tras el
2000.

  • 4. Evolución económica en
    América Latina

América Latina se enfrentó durante el 2001
a un escenario externo más adverso que el percibido a
finales del 2000. Debido a condiciones externas mucho menos
favorables que las previstas originalmente y a situaciones
internas adversas (problemas de abastecimiento de energía
eléctrica en Brasil, demandas internas débiles y
problemas políticos en otros países como Argentina
para finalmente situarse en un 0,5%62) siendo probable que el
año 2001 resulte decepcionante para América Latina.
Se esperaba para 2001 una expansión del PIB del 2%, tras
las diversas revisiones a la baja realizada lo que supone la
mitad del crecimiento logrado en el año 2000.

A continuación, analizaremos los puntos
más sensibles y que inciden negativamente sobre el
desenvolvimiento económico en toda la
región.

  • A. EFECTOS DE COMERCIO

La expansión del comercio se ha reducido casi a
la mitad con respecto al 2000. El crecimiento de las
importaciones pasaría del 13,5% al 7% y el de las
exportaciones del 9% al 5% (observándose durante el primer
semestre una contracción más en las exportaciones).
Para América Latina en su conjunto, el mercado
norteamericano representa más de la mitad de sus
exportaciones (cifras muy influidas por el comercio de
México, origen de la mitad de las exportaciones
latinoamericanas) y la desaceleración norteamericana ya
comienza a dejarse notar: las proyecciones para el comercio de
aquella zona muestran un fuerte descenso respecto a las tasas de
2000 (las exportaciones de bienes crecieron en torno al 5,5%
frente a casi 20% del año anterior, mientras que las
importaciones lo harán en torno al 7,5% comparando con el
16,4% del año 2000). Incide en estas menores tasas la
fuerte disminución del volumen de las exportaciones
manufactureras de México, Centroamérica y
República Dominicana hacia Estados Unidos. También
afecta considerablemente el menor valor de las exportaciones
petroleras de la región, que repercutirá en varios
países del Grupo Andino, México y Argentina.
Igualmente, los países de la Comunidad Andina y Chile
deberían verse afectados por el menor precio de los
minerales.

  • B. EFECTOS SOBRE EL
    FINANCIAMIENTO

A comienzos del año 2001 se pensaba, a
raíz del plan de financiamiento multilateral aprobado para
Argentina y las reducciones de las tasas de interés en los
Estados Unidos, que el déficit de la cuenta corriente
previsto para la región en 2001 se podría financiar
con capitales autónomos. Los dos primeros meses mostraban
una continuación de la tendencia de leve
recuperación de las reservas internacionales de la
región, que alcanzaron 164.000 millones de dólares
(el nivel más alto registrado desde la declaración
de la moratoria rusa). En el año 2000, entraron en la
región 52.000 millones de dólares en
términos netos, cifra superior a la de 1999, aunque por
debajo de las registradas en años anteriores. Excluidas
las inversiones extranjeras directas (IED), las cuales
ascendieron a 57.000 millones de dólares, las entradas
fueron negativas. En 2001 se registró una
contracción de las inversiones extranjeras directas, al
igual que sucedió el año anterior.

  • C. DESEMPEÑO ECONÓMICO
    INTERNO

Después de la satisfactoria recuperación
de las economías de América Latina en el año
2000, la expansión del nivel de actividad se redujo en el
2001. El producto del conjunto de la región preveía
un incremento del 2%, para situarse el PIB por habitante en un
0,5% en particular destaca el desempeño adverso de las
mayores economías de la región.

La tasa de crecimiento de México, que
alcanzó el 7% en el 2000, se reduciría a una
tercera parte debido al fin del ciclo expansivo estadounidense,
al que destina la mayor parte de sus exportaciones.

Los países que presentaron las mejores
perspectivas de crecimiento en el año 2001 son la
República Dominicana, Ecuador (que afianzaría su
proceso de recuperación iniciado en el año 2000 con
la dolarización de la economía), y Venezuela,
mientras que los países de Centroamérica
mostrarán crecimientos inferiores a los generados en los
últimos años.

La expansión de la inversión bruta total
en el año 2000 no se ha podido repetir en el 2001. La
importante bajada de las corrientes de capital hacia varios
países de la región, a raíz de las
expectativas poco favorables de los inversionistas
internacionales, han impedido alcanzar los niveles de
inversión precedentes.

Uno de los países más sensibles a esta
disminución ha sido México, que en el año
2000 registró un incremento del 9% y que finalmente ha
sufrido un retroceso del 16%. Chile y Brasil mostraron en el
primer trimestre un aumento importante de la inversión
aunque esta situación se revirtió a partir del
segundo, mientras Argentina, Perú y Uruguay continuaron
registrando caídas en los niveles de inversión al
igual que en años anteriores. Por último, Colombia
y Venezuela han mostrado favorables perspectivas, y se espera una
mejora de la inversión en ambos países.

Por lo que respecta al empleo, la mejoría de la
situación laboral a nivel regional, observado el
año 2000 en lo que a generación de empleo se
refiere, tiende a frenarse y a revertirse, debido a la
desaceleración de la actividad económica en el
2001. La tasa de ocupación bajó al 52,6% durante el
primer semestre en ocho países, comparado con el 52,9% del
mismo período en el año anterior. A ello
contribuyó la caída de este indicador en las
economías más grandes de la región, Brasil y
México, disminuyendo también en Chile, y
manteniéndose constante en Argentina, Colombia y
Venezuela.

  • 5. CEPAL. Situación de la
    economía latinoamericana después del 11 de
    septiembre.

Este deterioro se fue manifestando a lo largo del
año, dada la disminución del crecimiento
económico mundial y el agravamiento de la crisis en
Argentina hasta desembocar en la suspensión de pagos65. En
el primer semestre el producto aumentó 1.5%, pero en el
segundo disminuyó un 0.8%. El producto para el conjunto de
la región se incrementó un 0.5%, mientras que por
habitante declinó un 1%. Por su parte, el ingreso nacional
no varió, en vista de la disminución de la
relación de intercambio y el aumento en el pago neto de
factores al exterior.

  • A. EFECTO DEL 11 DE
    SEPTIEMBRE

Los crueles ataques terroristas del 11 de septiembre de
2001, además de las importantes pérdidas humanas y
materiales que causaron en Estados Unidos, tuvieron fuertes
repercusiones en la coyuntura económica y en las
expectativas de largo plazo en la región.

La tragedia del 11 de septiembre, agudizó los
síntomas de recesión perceptibles en los
principales países industrializados desde finales del 2000
o comienzos de 2001. En los primeros días de septiembre,
todavía se esperaba una recuperación de la
economía norteamericana para el año 2002 (2.7%,
según la información de «Consensus
Economics»).

En octubre, las esperanzas de esa rápida salida
de la recesión en Estados Unidos se habían
esfumado, debido al fuerte deterioro de las expectativas de los
consumidores e inversionistas, y los analistas ya no esperaban un
crecimiento mucho mejor en el 2002 que el previsto para 2001
(1.2% y 1.1%, respectivamente, según la misma fuente).
También se acentuó el pesimismo en las
economías de Japón y Europa. Por lo tanto, el
bienio 2001-2002 sería, según los analistas, el de
peor desempeño de los últimos 30 años en
materia de crecimiento mundial.

Estas perspectivas y su efecto en el comercio
internacional afectaron las cotizaciones de los bienes primarios.
La tendencia afectó también las cotizaciones de
otras materias primas, que descendieron notablemente.

  • B. LAS REFORMAS ESTRUCTURALES SE
    DESACELERAN

El año 2001 fue prolífico en propuestas
legislativas67 de reformas tributarias, que se promulgaron en
Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala,
Perú y República Dominicana, y aún
están en discusión en México y
Panamá.

En el área financiera se adoptaron medidas para
evitar transacciones de origen ilícito en varios
países del Caribe, se profundizó la
supervisión bancaria en algunos países, y se
adoptaron disposiciones para ampliar el mercado de capitales en
otros. Contrariando la tendencia de los últimos
años, Argentina y Venezuela adoptaron medidas de control
sobre el movimiento de capitales.

  • C. CAÍDA DEL COMERCIO
    INTERREGIONAL

Las exportaciones de las Américas al resto del
mundo bajaron un dos por ciento en el 200169. El comercio
interamericano se vio afectado por la desaceleración en la
actividad económica mundial, y particularmente por la
abrupta caída sufrida en los Estados Unidos. Las
exportaciones de algunos países latinoamericanos sufrieron
por los descensos en los precios de materias primas, como el
petróleo y el café. Por ello, tras la fuerte pero
breve recuperación del 2000, este año las
exportaciones latinoamericanas habrían bajado casi tres
por ciento.

La caída fue especialmente abrupta en algunos
países andinos y centroamericanos. En términos
regionales, sin embargo, la caída de cuatro por ciento en
las exportaciones mexicanas fue el factor más relevante
para el desempeño de la región debido al peso de
México en el comercio exterior latinoamericano.

  • 6. Vulnerabilidad de la economía
    latinoamericana después del 11 de
    Septiembre

El Informe Económico del BID, presentado durante
su 43 Reunión de la Asamblea de Gobernadores 2002,
celebrada en la ciudad de Fortaleza (Brasil), es un referente
para el análisis, pues transcurrido el impacto
económico y emocional del 11 de septiembre, fijaba con
claridad las ambivalencias o, si se desea, incertidumbres que
acechan a la región.

Ciertamente recoge un pesimismo, en parte producto de la
situación internacional, que ha golpeado, como en
anteriores crisis, al conjunto de las economías
latinoamericanas. Ello demuestra una vez más que la
vulnerabilidad y dependencia económica y financiera siguen
tan presentes, como lo atestiguan aquellos amortiguadores
diseñados para salvaguardarse ante los dolorosos y
desestabilizadores impactos externos que no ha
funcionado.

América Latina, en razón del prolongado
estancamiento y las difíciles perspectivas para 2002,
está entrando en uno de sus períodos más
críticos en varias décadas. Muchas de las
economías de la región carecen de margen de
maniobra fiscal. La estabilidad de los gobiernos nacionales y la
pronta recuperación del crecimiento mundial son factores
decisivos para salir de la recesión. Se ha de evitar que
esta situación conduzca a un retroceso en los logros de la
estabilidad macroeconómica y las reformas estructurales de
la última década.

A continuación se presentan los aspectos clave
para la economía de América Latina el 11 de
septiembre:

  • A. PANORAMA INTERNACIONAL

Desde mediados de 1997, América Latina y el
Caribe han sufrido una serie de choques externos adversos. A
partir de la crisis de Asia, los precios de los productos de
exportación y los términos de intercambio se han
deteriorado de manera significativa.

Los precios de los productos básicos, excluido el
petróleo, han caído cerca del 26% desde el segundo
semestre de 1997. Los términos de intercambio para algunos
países no exportadores de petróleo, como Chile o
Perú, han caído en un 20%.

Hasta fines del 2000, los países exportadores de
petróleo venían beneficiándose de los altos
precios del crudo, pero desde entonces el petróleo
también ha entrado en esta tendencia descendente, que se
agudizó después de los sucesos del 11 de
septiembre.

  • B. RESULTADOS
    MACROECONÓMICOS

A partir de la crisis asiática de mediados de
1997, el crecimiento económico en América Latina
empezó a perder fuerza, y a raíz de la crisis rusa,
se volvió negativo entre el tercer trimestre de 1998 y el
segundo trimestre de 1999. Siguió entonces un
período de fuerte recuperación, aunque de corta
duración, propiciado en gran parte por el dinamismo de
Estados Unidos.

Las caídas en los términos de intercambio,
la desaceleración del comercio mundial y el deterioro de
las condiciones financieras internacionales pusieron fin a la
recuperación económica que ocurrió entre
mediados de 1999 y el primer trimestre del 2000. Desde entonces,
las tasas de crecimiento han sido moderadas y han tendido a
debilitarse aún más a medida que la
situación externa se fue tornando más adversa. Para
2001 se prevé un crecimiento del orden del 1% para
Amé-rica Latina y el Caribe en conjunto.

  • C. PERSPECTIVAS Y DESAFÍOS DE
    POLÍTICA ECONÓMICA

Las perspectivas de crecimiento para América
Latina y el Caribe en 2002 son algo más positivas que las
de 2001, pero hay amplio margen para mejoras. Aunque no se espera
recesión en ningún país de la región,
con la excepción de Argentina, las tasas de crecimiento
previstas en la mayoría de los casos son inferiores al 4%
y para la región en conjunto no llegan al 2%.

En estas circunstancias nada halagüeñas, son
muchos los motivos de preocupación. El más
acuciante es la situación en Argentina. Durante el primer
semestre del año 2000, el consenso de los mercados era que
el crecimiento en 2001 sería del 4% ó
5%.

Los márgenes sobre la deuda no llegaban a los 600
centésimos de punto porcentual y el país gozaba de
una buena calificación de riesgo. Posteriormente, el
crecimiento pasó a ser negativo y los márgenes
sobre la deuda alcanzaron niveles sin precedentes, precipitando
la mayor cesación de pagos de la historia y la
caída del gobierno.

  • 7. FMI revisa a la baja sus proyecciones
    económicas

Desde que se publicó la edición de mayo de
2001 de: Perspectivas de la Economía Mundial, se ha
deteriorado el panorama para el período 2001-2002 y han
aumentado los riesgos de que los resultados sean más
desfavorables que los proyectados debido a los atentados
terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos.

Posteriormente, el FMI revisó a la baja las
proyecciones de crecimiento para casi todas las regiones como
reflejo de distintos factores, entre los que destacan:
repercusiones de la desaceleración mundial más
graves de las previstas, el retraso de la recuperación de
Estados Unidos, el aumento más débil de la demanda
interna y de confianza en Europa, las perspectivas de un
período de crecimiento más lento en Japón,
dado que este país sigue emprendiendo reformas
estructurales (aunque esto tendrá beneficios considerables
en el mediano plazo), la continua contracción del gasto en
tecnología de la información, que afecta en
particular a Asia, y el deterioro de las condiciones de
financiamiento en los mercados emergentes, sobre todo en
América Latina

  • A. DESACELERACIÓN
    MUNDIAL

El aumento del PIB se está desacelerando en casi
todas las regiones del mundo y al mismo tiempo se observa una
aguda reducción del crecimiento del comercio exterior.
Ante esta situación, muchos países.

Especialmente Estados Unidos han adoptado medidas
macroeconómicas más expansivas, siendo las
más recientes las de mediados de septiembre tras la
ofensiva terrorista. Esto, aunado a la disminución
paulatina de los precios del petróleo y de otras
conmociones que contribuyeron a la desaceleración
económica, ayudaría a sustentar la actividad
económica y la confianza en el futuro.

No obstante, persisten grandes incertidumbres y riesgos
porque esta fase descendente del ciclo vuelve al mundo más
vulnerable ante nuevos imprevistos, y persiste el riesgo
significativo de una desaceleración más profunda y
prolongada.

  • B. PAÍSES EN DESARROLLO Y EN
    TRANSICIÓN

Se han deteriorado también las perspectivas para
la mayoría de los países en desarrollo y en
transición. El crecimiento fue revisado a la baja de forma
acusada en América Latina, cuya actividad económica
ha sufrido nuevamente los efectos nocivos de las dificultades
económicas, así como los vaivenes políticos
de Argentina y otras peculiaridades, como la crisis de
energía en Brasil.

Se han desacelerado asimismo las entradas de capital en
la mayoría de los países con excepción de
México, lo cual inquieta dadas las cuantiosas necesidades
de financiamiento externo de la región.

En cuanto a las economías emergentes de Asia, si
bien el crecimiento de China mantiene su capacidad de
recuperación, mucho países han sido golpeados
duramente por la desaceleración del crecimiento mundial y
el giro desfavorable que ha tomado el ciclo del sector
electrónico, cuyo impacto fue exacerbado por los
vínculos comerciales intrarregionales y lo sucedido en
Japón.

Las perspectivas de crecimiento se debilitaron
moderadamente también en el Oriente Medio, debido a la
baja de los precios del petróleo y a los recortes de la
producción, además de la crisis que está
padeciendo Turquía.

El crecimiento proyectado en África se redujo,
pero aún se espera que sea más alto que en el 2000,
gracias a las mejores condiciones climáticas y la
disminución de los problemas de seguridad en varios
países. En cambio, las perspectivas para las
economías en transición permanecieron
prácticamente iguales.

Argentina. La
primera crisis económica del siglo XXI

LECCIONES PARA UNA ECONOMIA GLOBAL

Argentina, hace aproximadamente una década, se
veía abatida por una incontrolada inflación que se
situaba nada menos que en el 3.000 por ciento. Esta
situación le situaba en una profunda recesión,
soportando fuertes desequilibrios internos y externos, lo cual
era especialmente grave por hallarse en un período en que
deseaba superar anteriores tiempos sombríos de la
dictadura militar.

Para lograrlo, el entonces ministro de economía
Domingo Cavallo diseñó en enero de 1991 una medida
audaz: la Ley de Convertibilidad, que ligaba el peso argentino al
dólar americano en un régimen de
igualdad.

Los resultados no se hicieron esperar y fueron realmente
extraordinarios, pues en un corto espacio de tiempo se
logró contener la inflación, crecer al 5 por
ciento, recuperar la credibilidad internacional y atraer
nuevamente importantes flujos de capitales externos.

Argentina está viviendo el proceso de
empobrecimiento más rápido de una sociedad en
tiempos de paz. El PIB cayó casi un 4% en 1999, rompiendo
así una tendencia creciente iniciada en 1995, se
recuperó hasta el 1% durante el 2000, para bajar hasta el
5% en 2001, y se estima que disminuirá hasta el 12% en el
año

2002. A su vez, la caída de la renta per
cápita durante este período recesivo (los
últimos cuatro años) se ha situado en un promedio
del 28%, mientras que el desempleo lo ha hecho en el
30%.

La primera y más visible es que, a pesar de todo:
la «teoría económica» funciona. Lo
demuestra que la combinación de déficits fiscales
crecientes, causados por malos manejos administrativos y exceso
de burocracia cuando no por una abierta corrupción, una
tasa de cambio fija, que restringía la política
monetaria, encadenando las reservas internacionales del
país con su circulante interno, provocando una falta de
financiación tanto para el gobierno como para el sector
privado, dibujaban un panorama insostenible, que suponía
una pérdida de confianza en el contexto internacional,
todo lo cual condujo irremediablemente a una situación
explosiva: la quiebra.

La segunda lección, altamente importante:
demuestra que en una economía global prima la confianza
internacional. Mirando en retrospectiva, el cambio de
opinión en los mercados financieros internacionales sobre
Argentina no deja de ser sorprendente.

La cuarta y bien reconocida es: la debilidad del sistema
político e institucional argentino, cuya
descomposición y corrosión provienen de antiguo,
aunque en estos momentos tan críticos su papel sea
determinante para hallar una solución a la
crisis.

La quinta, aunque no menos importante, no es menos
visible: se constata el «endurecimiento» de la
política de intervención económica llevada a
cabo por Estados Unidos en otros países del mundo.
Contrario a lo que ocurría durante el gobierno de Bill
Clinton, el Secretario del Tesoro; Paúl O´Neill y su
Subsecretario para Asuntos Internacionales.

La sexta lección, realmente novedosa, apunta a
que: se nota una mayor amplitud de miras de los inversionistas
norteamericanos respecto a la región. América
Latina, ya no es vista como «el continente debajo del
Río Grande». Durante la crisis asiática y
rusa, el mercado de capitales internacionales se cerró
para nuevas emisiones soberanas, acontecimiento que no ha
sucedido con la crisis Argentina.

Desde la séptima lección, observamos: las
paradojas de la globalización.

Curiosamente, podemos comprobar que las economías
se están volviendo cada vez más dependientes de
sí mismas y esto les supone un creciente y constante
esfuerzo por poner orden en sus cuentas públicas. A falta
de un prestamista de última instancia en el mercado
internacional, las disciplinas monetarias y fiscales se han
vuelto cada vez más importantes.

Permítase que la octava lección trate de
las empresas y bancos españoles, los cuales han registrado
una actividad prácticamente plana durante el primer
trimestre, y seguramente también lo será durante el
resto del ejercicio.

En la novena lección: las reformas hay que
cumplirlas. Argentina durante el 2001, logró uno de los
ajustes fiscales y macroeconómicos más
impresionantes que se haya realizado, con recortes profundos en
los salarios públicos, las pensiones y en los programas de
la seguridad social.

Finalmente, una lección singular, la
renovación político-institucional. Si no se cuenta
con una «nueva clase política», no será
posible la construcción de lo expuesto anteriormente, pues
lo nuevo no puede nacer de lo mismo.

Para los empresarios, para la dirigencia, queda el gran
desafío de «crear riqueza» desde sus
capacidades emprendedoras, de innovación y recta
gestión. En cuanto a los trabajadores, queda algo bastante
«trascendente»: la responsabilidad de encarar los
sacrificios que hay que asumir en beneficio de las siguientes
generaciones, sus hijos.

Los procesos de
integración económica en américa latina. Del
panamericanismo al ALCA. Implicaciones para la unión
europea y España

  • 1. Introducción

Dentro de la actual dinámica económica
integradora y globalizadora, que persigue una supresión de
las barreras arancelarias y una mayor facilidad para los acuerdos
y transacciones comerciales entre países, cuyos ejemplos
más destacados son la Unión Europea, Mercosur y
Nafta, se enmarca el Área de Libre Comercio de las
Américas (ALCA).

Pero los antecedentes de este proyecto se remontan
muchos años atrás. Se encontrarían en los
comienzos del «Panamericanismo». Una fuente de
información, de secular objetividad y veracidad, define
aquel término, dentro de los panismos: «No puede
considerarse un movimiento propiamente dicho. La conferencia de
1890 creó la Unión Panamericana, con sede en
Washington.

El órgano directivo de la Unión estaba
compuesto por el Secretario de Estado de los Estados Unidos y los
representantes de todos los países iberoamericanos. Ya en
1881, el secretario de Estado, John Baine, lanzaba la idea de una
Conferencia Panamericana ya que, opinaba, «las cosas
habían madurado y se acercaba el momento en que Estados
Unidos podría desplazar a Europa en el comercio con
América». De esta manera, todo quedaba listo para la
Primera Conferencia que se celebraría en 1889.

El autor español Camilo Barcia Tréllez
escribiría años más tarde al respecto:
«El panamericanismo nace en Washington, es fomentado desde
Washington y en un principio acogido con frialdad no exenta de
desconfianza por parte de la América Ibérica. Su
fin no es anexionista; persigue otra realización: asegurar
el predominio industrial de los Estados Unidos en el Nuevo
Mundo».

La guerra hispano-norteamericana de 1898
interrumpió el desarrollo de ese proceso, y lo
reemplazó por una actitud impositiva que, para buscar
aliados en su penetración económica, no dudó
en apoyar gobiernos no democráticos. Esa política
contribuyó decisivamente al surgimiento del
anti-imperialismo latinoamericano, que alcanzó su apogeo
en la revolución cubana de 1959 y sus secuelas
guerrilleras continentales a lo largo de la Guerra Fría.
El fin de ese conflicto, como lo han demostrado las cumbres de
las Américas de Miami (1994), Santiago de Chile (1998) y
Quebec (2001), ha disipado en gran parte esa atmósfera de
desconfianza mutua.

En sus primeros cien días al frente de la Casa
Blanca, George W. Bush ha recibido a los presidentes de
Canadá, México, Colombia, Brasil, Chile y
Argentina, en una clara demostración del interés
que concede su administración a los asuntos
hemisféricos. Entre sus primeras visitas al exterior
destacan las que se han dirigido a México y
Canadá.

La idea fuerza es crear desde Alaska a Tierra del Fuego
una zona donde circulen libremente «capitales y
mercancías». El ALCA comprendería las
economías de los 34 países del continente americano
(todos, excepto Cuba) para crear la mayor área de libre
comercio del mundo.

Entre los rasgos más significativos se puede
mencionar:

  • 780 millones de personas.

  • 20 % del comercio mundial.

  • 40 % del PIB mundial.

  • El PIB del ALCA es mayor en un 30 % al de la
    UE.

GRÁFICO. PARTICIPACIÓN
DEL PIB HEMISFERICO, 1998

Monografias.com

Fuente: CEI 2000.

El proyecto tiene una clara impronta anglosajona. No
pretende, en un principio, crear ningún tipo de
integración política, social, humana o
institucional como sucede con la Unión Europea (si bien en
sus comienzos fue la creación de la CECA, que
únicamente cubría los aspectos comerciales y de
materias primas). Se trata, tan sólo, de eliminar barreras
arancelarias y trabas burocráticas al intercambio de
inversiones y productos, algo que ya tienen México, EE.UU.
y Canadá con el Tratado de Libre Comercio (TLC) y que se
ha traducido en un sólido crecimiento del país
azteca.

No obstante, las negociaciones para que el ALCA sea una
realidad se presentan complicadas. Así, las potencias
económicas del Norte (EE.UU. y Canadá) exigen el
cumplimiento de normas laborales, medioambientales y sanitarias
que suponen, de hecho, altas barreras para la
comercialización de los productos de los países
menos desarrollados.

Por su parte, los países del Sur, con Brasil a la
cabeza, tratan de proteger sus mercados e industrias con altos
aranceles y subvenciones que les otorguen una clara ventaja
frente a otros países de su entorno. El gran interrogante
reside en saber cómo se podrá articular un mercado
integrado por 34 países con importantes desigualdades
económicas, sociales y políticas. Baste decir que
tan sólo EE.UU. y Canadá acaparan el 82% del PIB
regional y, por tanto, sólo un 18% del mismo se lo
reparten entre los 32 países restantes.

Otro dato más: la renta por habitante de los
estadounidenses es de 34.091 dólares, en agudísimo
contraste con los 465 dólares de Nicaragua o los 209
dólares de Haití. Una asociación basada en
un modelo ultraliberal, en el que no se prevén fondos
estructurales, ni políticas sociales mínimas ni
otros instrumentos que apoyen a los sectores, regiones o
países más atrasados, lo cual puede convertirse en
una barrera importante para un correcto funcionamiento del
ALCA.

  • 2. El ALCA. Acuerdos e implicaciones del
    Tratado

Los antecedentes más recientes de las
negociaciones para la conformación del ALCA puede
encontrarse, como ya se ha mencionado, en la propuesta realizada
por el presidente de los EE.UU. George Bush, en junio del 1990,
tendiente a la conformación de una zona de libre comercio
hemisférica a través de un compromiso marco inicial
y, posteriormente, la celebración de distintos acuerdos de
índole bilateral o sub-regional, que en una etapa final
podrían consolidarse en un único
convenio.

Uno de los puntos significativos de aquella primera idea
era el compromiso en materia de inversiones, incluyendo la
creación de un fondo multilateral para promover las mismas
en la región, de manera tal que la liberalización
comercial pudiera venir acompañada de una apertura a las
inversiones directas que permitieran un aumento en la
productividad.

Si bien, como veremos seguidamente, los acuerdos en el
marco del ALCA han ido avanzado de una forma adecuada,
también es cierto que la mayoría de ellos ha dejado
de lado una de las ideas fuerzas de las primeras negociaciones:
la contribución activa del gobierno de los EE.UU para
reducir el problema de la deuda externa latinoamericana, a
través de mecanismos generados con la colaboración
de los organismos financieros internacionales, y las ayudas para
iniciar las reformas estructurales pendientes.

Antes de iniciar el análisis de los acuerdos
conseguidos en la III Cumbre de las Américas, conviene
echar un vistazo a las reuniones y los logros obtenidos en las
cumbres previas. Los esfuerzos se inician en diciembre de 1994
durante la celebración de la I Cumbre de las
Américas, en la que se acordó establecer una zona
de libre comercio y donde se fija el año 2005 como fecha
límite para concluir las negociaciones.

Tras la I Cumbre, los ministros de 34 países se
han reunido 4 veces: la primera vez fue en junio de 1995 en
Denver (EE.UU.), la segunda en Cartagena (Colombia), la tercera
en mayo de 1997 en Belo Horizonte (Brasil) y una cuarta en marzo
de 1998 en San José (Costa Rica). En la tercera de estas
reuniones se creó un Comité Preparatorio integrado
por los 34 viceministros responsables del área de
comercio, con el fin de intensificar esfuerzos y transformar los
grupos de trabajo en grupos de negociación.

Estos grupos impulsaron los siguientes temas:
establecimiento de un régimen común de inversiones,
compras del sector público, política de
competencia, agricultura, acceso a mercados, servicios,
subsidios, antidumping y derechos compensatorios.

Además, se acordó crear un sitio en
Internet para publicar todos los documentos públicos del
proceso del ALCA. Por último, en la cuarta reunión,
los ministros solicitaron que las negociaciones fueran relanzadas
durante la II Cumbre de las Américas, a realizarse en
Santiago de Chile en mayo de 1998. Se reiteró el
compromiso de que el ALCA tome en cuenta la agenda
económica y social acordada en la Cumbre de Miami y de
conseguir progresos concretos en el año 2000 (como la
adopción de medidas específicas antes de final del
siglo que faciliten el comercio).

La III Cumbre de las Américas, desarrollada entre
el 20 y el 22 de Abril del año 2001 en la ciudad de
Quebec, ha ratificado el compromiso suscrito por parte de los 34
países del continente americano (todos, excepto Cuba) de
crear un área de libre comercio para toda la región
en el año 2005.

  • 3. El ALCA y la vía
    rápida

Como ya se mencionó, una de las condiciones
previas para que el Tratado del ALCA se materialice en la
práctica es que la Administración norteamericana
consiga la autorización conocida como fast track que le
permita negociar acuerdos internacionales de comercio por la
vía rápida. En mayo de 2002 el Senado
norteamericano, controlado por la oposición
demócrata, alcanzó un principio de acuerdo por el
que se concede a la Casa Blanca la Autoridad de Promoción
Comercial (Trade Promotion Authority), denominada
comúnmente vía rápida (fast
track).

El acuerdo llegó tras un proceso de negociaciones
no exento de problemas. La oposición demócrata
exigió cláusulas de protección contra
importaciones consideradas desleales. Tras superarse este
obstáculo, y consiguiendo además que en el acuerdo
se incluyeran mayores ayudas públicas por el desempleo
derivado de la competencia internacional, el grupo
demócrata ha dado la autorización mencionada. Si el
principio de acuerdo deviene en una autorización final del
Senado, permitirá que la Administración Bush
negocie acuerdos comerciales sin la autorización del
legislativo.

  • 4. Las nuevas motivaciones de EE.UU y
    América Latina

América Latina es un mercado de gran dinamismo
para los EEUU y uno de los pocos con los que registra un balance
comercial con saldo positivo, y se ha transformado de manera
creciente en un importante destino de IED norteamericana. Debido
a los temas pendientes de la Ronda Uruguay (servicios, propiedad
intelectual, compras públicas) hay un mayor interés
por lograr avances a escala hemisférica. Por
último, la negociaciones del ALCA permitirían
contrarrestar efectos de desvío comercial que
podrían ocasionar los nuevos acuerdos regionales
intra-latinoamericanos o las negociaciones en curso con la UE
(UE/ Mercosur).

Como resultado del proceso de apertura comercial llevado
con decisión por los países latinoamericanos
durante los años 90, los EEUU han podido incrementar
fuertemente sus exportaciones a la región, las cuales
crecieron entre 1990 y 1998 a una tasa de casi el 12% anual
acumulado. Por otra parte, el saldo de la balanza comercial de
los EE.UU con Latinoamérica y el Caribe ha mejorado
sustancialmente durante los años recientes,
observándose una reversión favorable de más
de veinte mil millones de dólares.

GRÁFICO. SALDO COMERCIAL DE
EE.UU CON

AMÉRICA LATINA Y EL
CARIBE

Monografias.com

Fuente: CEI, según datos
del FMI 2000.

Entre las principales motivaciones de América
Latina, se encuentra la posibilidad de un mayor acceso al mercado
norteamericano, y la construcción de un ambiente favorable
al incremento del flujo de inversiones extranjeras. En el caso de
las inversiones directas americanas en América Latina y
Caribe, éstas se han multiplicado por tres en los
últimos nueve años.

GRÁFICO. INVERSIONES DIRECTAS
DE EE.UU

EN AMÉRICA LATINA Y EL
CARIBE

Monografias.com

Fuente: CEI según datos del
FMI 2000.

  • 5. El ALCA. Implicaciones para la
    Unión Europea

La institucionalización del Área de Libre
Comercio de las Américas (ALCA), supone una seria amenaza
para el mercado europeo. La Unión Europea corre el peligro
de perder gran parte de los espacios ganados en los mercados
iberoamericanos frente al «impulso» de Estados Unidos
en el acuerdo del ALCA. Ante esta tesitura, la UE deberá
evitar que sus empresas accedan a esos mercados en condiciones de
desventaja respecto a las estadounidenses y, para ello,
deberán concluir con la mayor urgencia las negociaciones
entabladas con Mercosur, Pacto Andino y
Centroamérica.

La UE es el principal socio comercial de Mercosur: de
las 25 mayores compañías extranjeras que operan en
la región, 14 son europeas y 11 norteamericanas, si bien
en el conjunto de la región, durante 1999, los
países de la UE compraron sólo el 14.4% de las
exportaciones latinoamericanas, frente al 47.7% de EE.UU. El
comercio entre la UE y América Latina, aunque se
multiplicó por diez en los años noventa, no alcanza
al que mantiene con Suiza, mientras que para EE.UU. supone un 22%
del total (sin México, esa cifra es del 8%, lo que indica
su potencial de crecimiento).

La Administración Bush anticipa que, con un ALCA
en pleno funcionamiento en el 2010, sus exportaciones al
área superarán a las que dirige a la UE,
especialmente en maquinaria, servicios financieros y productos
electrónicos.

Las exportaciones latinoamericanas principalmente bienes
de consumo tales como minerales, textiles, acero, alimentos y
madera, pero también automóviles aumentarían
según el BID un 6% adicional cada año, mientras que
el PIB regional lo haría en un 1.5%. El año pasado,
las exportaciones latinoamericanas crecieron un 23% debido a los
crecientes intercambios interregionales.

En todo caso, la UE cuenta con algunas ventajas
importantes en su pugna comercial con EEUU sobre América
Latina: el legado histórico y cultural; su modelo de
integración regional, que pretende ser algo más que
una zona de libre comercio; su modelo social y el propio
interés de los países iberoamericanos de equilibrar
sus acuerdos regionales con acuerdos
extracontinentales.

  • 6. El ALCA. Implicaciones para
    España

El ALCA puede anticiparse si definitivamente entra en
funcionamiento en el 2005, golpeando con fuerza a los tratados de
la UE-México y UE-Chile. Con relación a este
segundo tratado, hay que destacar su culminación durante
la II Cumbre Unión Europea, América Latina y
Caribe, celebrada en Madrid a mediados de mayo de 2002, con
motivo del semestre de la Presidencia comunitaria
española. Durante esta II Cumbre, continuación de
la celebrada tres años atrás en Río de
Janeiro, se cerraron definitivamente las negociaciones entre la
Unión Europea y Chile.

Pero la Cumbre sirvió además
para adelantar el proceso de asociación birregional. Se
fijaron las líneas básicas para que, a partir del
2004, se abran las vías de negociación necesarias
para alcanzar un acuerdo definitivo de carácter bilateral,
basado en el libre comercio.

La aceleración en el crecimiento de las
exportaciones es fundamental para que Mercosur consolide su
proceso de integración regional y de modernización.
Lógicamente ello será un aliciente para atraer
nueva inversión europea. Actualmente la UE es el principal
inversor en la zona (38.000 millones de euros en 2000), y aporta
el 60% de la ayuda mundial en Latinoamérica.

Entonces, como podemos comprobar, las hipótesis
que se abren ante nuestro horizonte son múltiples. El ALCA
representa desde este punto de vista una amenaza para nuestras
posiciones. Ahora bien, la moneda siempre tiene dos caras, esto
es, la y nos queda por evaluar la otra: la cara
positiva.

Esta versión optimista, propiciaría
aún más las oportunidades de crecimiento y
expansión internacional de las empresas españolas.
Se trata de que el ALCA, al entrar en funcionamiento hacia el
2005, otorga un plazo suficiente para que nuestras empresas
afiancen sus posiciones en los respectivos mercados
latinoamericanos. Razón suficiente para que puedan
constituir grandes grupos «euroamericanos»,
conservando su liderazgo pero robusteciéndose en sus
negocios e incluso viéndolos ampliados hacia otros
sectores de la «nueva economía».

GRÁFICO. INTERCAMBIO COMERCIAL
ENTRE REGIONES

Monografias.com

Fuente: datos del BID y elaboración
propia 2000.

  • 7. Convergencia Económica e
    Integración

Si bien es cierto que un análisis sobre el ALCA
debe descansar en una descripción detallada de los
acontecimientos y cuestiones relacionadas con las
características económicas de los países
involucrados, también resulta oportuno avanzar en algunas
líneas finalistas del análisis y, en ese sentido,
resulta necesario hacer una reflexión sobre la posibilidad
de que un esquema de esta naturaleza logre consolidar un proceso
de convergencia económica real que implique una mejora en
el bienestar de las sociedades más atrasadas sin impedir
el crecimiento de los países más
adelantados.

  • A. EL CONCEPTO DE
    CONVERGENCIA

La convergencia, especialmente entre las
economías desarrolladas, ha provocado un auge de
literatura tendente a mostrar el acortamiento de las distancias
entre los países. Si bien los instrumentos parecen
novedosos, es bueno recordar que la preocupación sobre
este tema ya había sido descubierta por autores que se
preguntaban por qué algunos países toman la
delantera y terminan siendo alcanzados por otros que
venían más retrasados.

Una de las respuestas bastante obvia era que los
países atrasados requerían de un menor esfuerzo
para incorporar la tecnología moderna si eran capaces de
imitar a las naciones que se habían industrializado,
argumentos que representan la base de la hipótesis de
acercamiento (catching-up). En este contexto, se puede situar la
teoría de Gerschenkron como una idea precursora de la
convergencia, y algunas versiones modificadas, como el precedente
más cercano de la actual hipótesis de
convergencia.

Dejando de lado los antecedentes históricos, se
puede considerar que el interés actual por la convergencia
tiene su origen en la discusión sobre dos familias de
modelos de crecimiento económico. El primero de ellos
(modelos neoclásicos de crecimiento), postula que los
países pobres tienen una ventaja sobre el resto ya que
crecen más deprisa que los países ricos, lo cual no
asegura la completa igualdad pero sí, al menos, una
tendencia hacia la estabilización a largo plazo. El
segundo grupo (modelos endógenos), por el contrario,
afirma que el conjunto de países ricos crece más
deprisa y por lo tanto el grado de desigualdad es cada vez
mayor.

Las implicaciones políticas también son
muy diferentes: en el caso del modelo neoclásico
(representante de la primera familia) el equilibrio es estable y
eficiente mientras que en los modelos endógenos
(representante de la segunda familia) la existencia de
externalidades pueden justificar diversas formas de
intervención pública.

En los años noventa la evidencia empírica
intentaba, por todos los medios a su alcance, consolidar las
teorías que iban apareciendo en la literatura del
crecimiento y especialmente las relacionadas con la nueva
teoría del crecimiento endógeno. Al analizar los
datos en una amplia muestra de países, se constataba que
había existido un incremento de la desigualdad
internacional y que había, a su vez, un cierto grado de
convergencia en las economías desarrolladas.

  • B. CONVERGENCIA E INTEGRACIÓN
    ECONÓMICA

Si bien la noción de convergencia incluye una
serie de análisis que pueden afectar el camino del
crecimiento en los distintos países (regiones) la
cuestión de fondo que nos ocupa en este capítulo
tiene que ver con la influencia que tiene la integración
económica sobre la noción de
convergencia.

En términos generales, la teoría de la
integración económica considera la formación
de un gran mercado común como un proceso que va unido de
manera indisoluble con el crecimiento económico. Si este
proceso tiende a profundizarse a través de la
integración monetaria y política, su
vinculación con el crecimiento económico se
relaciona directamente con la idea de convergencia
económica entre los países y las regiones. Sin
embargo, el proceso de integración implica algunos
problemas: en primer lugar, debe considerarse el impacto
diferencial de los procesos de integración sobre los
sectores económicos y sobre las distintas
regiones.

En segundo lugar, la integración necesita de un
esfuerzo considerable de armonización de las instituciones
y de las políticas. Problemas que posiblemente pueden
posponer uno de los objetivos esenciales del proceso de
integración: aumentar el nivel de vida de los ciudadanos
miembros del bloque y mejorar, a través de los procesos de
cohesión social, las disparidades existentes en los
niveles de vida de la población.

Es esto último lo que creemos que aún
falta por preguntarse en el proceso de constitución del
ALCA es: ¿el ALCA va a generar un proceso de convergencia
económica entre los países?, ¿existe un
mecanismo de compensación para aquellas regiones que se
vean perjudicadas por el proceso de integración? Al fin y
al cabo la constitución de un área de libre
comercio sólo tiene sentido en la medida que apoye los
procesos de convergencia, y por tanto de mejora en el bienestar
social.

Otra perspectiva que se debe incluir, es el impacto de
la integración económica sobre las distintas
regiones. En el caso de la Unión Europea las disparidades
regionales son un tema de constante debate. De las estimaciones
que se puedan obtener sobre los procesos de convergencia
(absoluta o condicional) o divergencia regional depende una parte
muy importante de la política comunitaria.

De esta forma, dejar de lado los efectos que el
crecimiento económico produce sobre las regiones y los
países, puede ser una buena explicación de
porqué el impacto de las políticas de
integración regional sobre el bienestar ha sido escaso.
Quizás el esfuerzo por entender en qué se
diferencian las regiones, y cuán lejos están de su
estado estacionario, resulta urgente para definir hasta
qué punto la hipótesis de Krugman respecto a que la
integración profundiza las diferencias en la
especialización regional se cumple.

En el siguiente grafico, (Elías, 2001) se
presenta la conducta de la convergencia tipo sigma (utilizando el
coeficiente de variación a través de los
países durante el período 60-94). La línea
más alta incluye 7 países de América Latina
(AL-7: Argentina, Brasil, Chiles, Colombia, México,
Perú y Venezuela) y Estados Unidos (el cual es utilizado
también como país de referencia). La línea
de más abajo incluye solamente los AL-7. Puede verse que
mientras esta última muestra algún grado de
convergencia (o sea entre los países latinoamericanos), la
primera registra divergencia (los AL-7 alejándose en
promedio cada vez más de los Estados Unidos), lo cual
podría indicar que los procesos de integración
(sub-regional) en marcha ayudan a la convergencia intra-regional,
mientras que a la hora de analizar la vinculación con EEUU
la cuestión es más dudosa ya que las diferencias se
incrementan.

GRÁFICO. CONVERGENCIA EN EL
PRODUCTO PER CÁPITA

(COEFICIENTE DE VARIACIÓN).
AL-7 Y AL-7 Y ESTADOS UNIDOS

Monografias.com

Conclusiones

Predecir la evolución de cualquier
economía ha sido eternamente tarea arriesgada, puesto que
los mecanismos económicos responden no sólo a
realidades presentes, sino también a expectativas futuras,
que pueden o no materializarse; prever el comportamiento, no de
una economía, sino concretamente la economía de
América Latina, resulta muchísimo más
difícil, ya que los supuestos de partida son
múltiples, así como sus efectos mutuos. Supuestos y
efectos que pueden cumplirse o no, provocar los impactos
esperados o bien efectos no deseados.

De esta manera, hacer previsiones en las inciertas
circunstancias actuales sobre esta economía, caracterizada
por su vulnerabilidad, resulta ser un ejercicio realmente
arriesgado y plagado de incógnitas, algunas pesimistas,
otras más optimistas. Sin embargo, hacemos con nuestra
mejor intención este ejercicio.

Se podría decir que, con anterioridad a los
sucesos del 11 de septiembre, la reanudación del
crecimiento en América Latina (2001), se estaba
produciendo en condiciones más propicias y con
características que enmarcaban un crecimiento más
sustentable a largo plazo.

Asimismo, desde la perspectiva macroeconómica, el
mantenimiento de las políticas monetarias firmes en la
mayoría de los países, tendría como
resultado un mayor equilibrio de las tasas cambiarias,
después de las fuertes devaluaciones de comienzos de 1999.
También se mantenía un buen control de las tasas de
inflación, con perspectivas de que permaneciesen en un
solo dígito y con tendencia a la baja si el precio del
petróleo descendiera en el 2001 de sus altos
niveles.

Los cambios en la función del Estado asociados
con las inversiones para aumentar la eficiencia fiscal, tanto en
lo que se refiere a la recaudación tributaria como al
mayor control y transparencia en los gastos del gobierno,
tuvieron como resultado menores déficit fiscales en muchos
países de la región.

Además, el carácter estructural de estos
cambios sugería la fuerte posibilidad de lograr un
equilibrio presupuestario en el largo plazo, condición
fundamental para el aumento de la credibilidad de los gobiernos
de la región y la mejora en el nivel de confianza de parte
de los inversionistas.

Las reformas estructurales, con el fortalecimiento del
sector privado y una menor intervención del Estado en la
economía, dieron paso a un mejor funcionamiento de los
mecanismos del mercado. Además, durante los últimos
años se ha venido registrando un cambio en la
percepción del papel de los sectores público y
privado, los cuales ya no se consideran como competidores entre
sí, sino como agentes que se complementan, como socios en
el desarrollo económico y social.

América Latina es una región habitada por
más de 500 millones de personas a comienzos del siglo XXI,
y cuenta con un Producto Interno Bruto de aproximadamente dos
billones de dólares. Las oportunidades de inversión
son muchas en un mercado de esta magnitud y con una gran
potencialidad de expansión.

La mayor integración económica entre las
diferentes economías de la zona ofrece a los
inversionistas una posibilidad de ganancias sustanciales
generadas por economías de escala, dado el acceso que los
productores tendrían a un mercado ampliado. En otras
palabras, la inversión en un país específico
abre las puertas a los mercados de otros países de la
zona.

Aunado a esto, la región tiene como aliado
comercial natural a Estados Unidos por afinidad continental, y a
Europa por afinidad histórica, aunque, como es de
manifiesto para todos, durante la última década del
siglo XX, España se ha situado a la cabeza de las
inversiones europeas, afianzando su liderazgo durante los tres
últimos años, consiguiendo desplazar durante dos
años consecutivos (1999-2000) como primer inversor mundial
en la región a Estados Unidos.

Es importante destacar que durante la década de
los 90 se volvió a la ortodoxia, al «Consenso de
Washington». Así como también, se
controló la inflación, se llevaron a cabo reformas
fiscales y se revitalizó el proceso de integración
regional, recuperándose el crecimiento a una tasa del 4%.
Actualmente, los gobiernos deben hacer frente a los retos de la
globalización, para lo cual se requiere un paradigma de
desarrollo distinto. A pesar del desarrollo económico, el
crecimiento continúa siendo volátil, la
distribución de los ingresos desequilibrados y el
desempleo sigue siendo causa de exclusión
social.

Una de las lecciones más recientes que ha
aprendido América Latina es que los vaivenes
políticos son la raíz de problemas
económicos, cuando hasta ahora se había producido
el proceso contrario. Por ello, el crecimiento ha de apoyarse
más que nunca en consensos nacionales sobre aspectos
políticos básicos, para poder afrontar con
éxito medidas políticas, económicas e
institucionales sostenibles en el largo plazo.

En esta nueva base del crecimiento tienen un papel
fundamental no sólo las políticas
domésticas, como garantes del pluralismo y la estabilidad,
sino también, y en un mundo cada vez más
globalizado, los organismos de cooperación internacional.
Especialmente los del sistema interamericano, y muy
particularmente el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la
Corporación Andina de Fomento (CAF), como instituciones
multilaterales que deben contribuir en la importante tarea de
conseguir que la región incremente sus tasas de
productividad, dentro de entornos de estabilidad tanto
política como social, capaces de proporcionar mayores
cotas de bienestar.

PARTE II

Una década
de inversiones españolas en América Latina
(1990-2000)

  • I. LAS INVERSIONES ESPAÑOLAS EN
    AMÉRICA LATINA

  • 1. La opción
    latinoamericana

Una de las notas más destacadas de la historia
hispanoamericana del siglo XIX, fue la ausencia de Cuba de los
pioneros independentistas. Un conjunto de circunstancias
especiales mantuvieron una difícil y peculiar
«lealtad» cubana a la metrópoli en un marco
comercial y político que ha llamado la constante
atención de los historiadores.

Durante estos años de crisis coloniales, (1898),
España es un país dominado por el capital
extranjero, que depende cada vez más de las grandes
potencias para asegurar su equilibrio económico. Sin
embargo, los militares españoles sufren profundamente la
humillación de la derrota.

El fracaso de 1898, sin embargo, no se ha traducido en
un repliegue de España hacia Europa, sino todo lo
contrario. Los regeneracionistas insisten en recordar la
misión de España: tanto si ejerce como no una
dominación colonial, su vocación es transmitir y
perpetuar una civilización superior.

Pues bien, paradojas de la historia, un siglo
después del repliegue definitivo de España al
perder nuestra última colonia; Cuba, se vuelve a este
continente que de ninguna manera a nadie nos es ajeno:
América Latina. Ahora con otras coordenadas, ideas,
perspectivas e ilusiones, que confieren a las empresas
españolas que se han internacionalizado durante la
década inversora dorada a lo largo y ancho del continente
con los vientos de la globalización.

Una realidad recorre intensamente el mundo; la
globalización. España se ha incorporado en tiempo y
espíritu, logrando de esta manera, no perder el tren de la
historia y sintonizar con las coordenadas competitivas de la
economía global: tamaño y dimensión
internacional.

Se dirige hacia la configuración de un
único espacio para competir, el mundo, nuestras empresas
han elegido aquél que le resulta más próximo
en lo cultural, en lo psicológico, en lo afectivo:
América Latina. La extraordinaria posición
alcanzada en este continente ha sido posible gracias al idioma,
que nos confiere toda la proximidad y vinculaciones con el mundo
latinoamericano.

En la articulación de estos factores precisamente
reside nuestra permanente ventaja comparativa, que nos otorga un
valor considerable respecto a los competidores.

Reconocido el terreno, listos los medios humanos,
financieros y técnicos, la estrategia se pone en marcha,
destacando algo tan fundamental como importante: recoger los
dividendos de coyunturas económicas favorables,
característica de los capitales cortoplacistas o
golondrina.

Además, que estas altas inversiones se realizan
desde unas empresas que operan en un país de
economía media alta, de reciente aprendizaje en la
internacionalización empresarial y en el manejo de
inversiones directas, lo cual tiene un doble significado: riesgo
y valor.

América Latina es una gran región del
mundo, no sólo por su extensión y por su
población, sino por el singular papel económico que
desempeña, particularmente relevante en los últimos
tiempos. Por ello, nadie en España puede sentirse
indiferente ante este continente, no sólo físico
sino también cultural.

  • 2. La economía española y el
    PIB

Por primera vez en la historia económica de
España, durante el año 2001, el Producto Interior
Bruto (PIB), ha pasado la barrera de los 100 billones de pesetas
o 600 mil millones de euros. Esta cifra, la sitúa como la
octava potencia mundial dentro de los países
desarrollados, mientras que la renta per cápita de sus
ciudadanos, alcanza el puesto número 26 en términos
de poder de compra, que es el mejor instrumento para medir la
capacidad real de gasto.

El enorme desarrollo que se ha dado en la riqueza
nacional es consecuencia de factores como el crecimiento de la
población activa pero, sobre todo, por el aumento de la
productividad del factor trabajo.

La productividad, del mismo modo, ha avanzado
notablemente debido a las nuevas técnicas de
producción, la incorporación sistemática de
las nuevas tecnologías y la organización más
eficiente en términos económicos del factor
trabajo. Este aumento productivo ha sido especialmente relevante
en sectores como el agrícola, aumentó su capacidad
de crear riqueza debido a la mecanización que han sufrido
las tareas agrícolas.

El aumento del PIB, también tiene mucho que ver
con el enorme esfuerzo inversor a lo que ha ayudado, sin duda, el
aumento de la inversión pública en
infraestructuras.

GRÁFICO. EVOLUCIÓN DEL
PIB EN ESPAÑA. CUARENTA AÑOS DE HISTORIA
ECONÓMICA

Monografias.com

Fuente: Comisión Europea y
OCDE.

GRÁFICO. EL PIB MUNDIAL EN EL
2001

Monografias.com

Fuente: Comisión Europea y
OCDE.

GRÁFICO. RENTA PER
CÁPITA MUNDIAL EN EL 2001

Monografias.com

* En dólares según paridad de poder
de compra, 1008.

Fuente: Comisión Europea y
OCDE.

  • 3. Presencia española en
    América Latina

Los grandes cambios estructurales que han atravesado las
economías latinoamericanas (apertura,
liberalización y desregularización), renovaron el
ámbito de los negocios en el continente, facilitando el
acceso a los inversionistas extranjeros. Durante la pasada
década, los flujos de inversión extranjera directa
(IED) hacia América Latina y el Caribe registraron un
crecimiento sin precedentes.

En efecto, durante esa década la inversión
extranjera directa ha manifestado un impresionante dinamismo,
tanto a nivel internacional como en Latinoamérica. Su
impacto no sólo ha sido considerable desde una perspectiva
macroeconómica, sino que también ha permitido la
generación de una nueva estructura productiva y de
organización industrial, paralelo a un significativo
proceso de modernización económica.

Posteriormente, y con elevados montos, la IED ha cobrado
una nueva modalidad, y se ha orientado de manera creciente a la
adquisición y fusión de empresas, así como a
la creación de nuevos activos y participación en
las privatizaciones de bancos.

Este fenómeno ha sido dominado por cambios
trascendentales en el origen, destino y estrategias de las
inversionistas extranjeros, destacando los siguientes
puntos:

  • El dominio generalizado de las empresas
    estadounidenses ha sido neutralizado por la masiva llegada de
    firmas europeas, principalmente de España, Reino
    Unido, Francia y los Países Bajos.

  • Telecomunicaciones, energía y especialmente
    finanzas han sido los sectores elegidos por las empresas
    españolas para situarse en la región, en muchos
    casos por primera vez.

  • A pesar de que el interés de los
    inversionistas extranjeros se concentró en las mayores
    economías de la región, se aprecia un
    incremento gradual de la atención por los
    países más pequeños, pero Brasil por sus
    privatizaciones de banca y telecomunicaciones, y
    México, por sus cambios en sectores como el bancario y
    comercial, como el Tratado de Libre Comercio con la
    Unión Europea son los más dinámicos a la
    hora de recibir las grandes inversiones, especialmente por
    parte de bancos y empresas españolas con la crisis
    argentina, México se hace más atractivo para
    los inversionistas españolas.

  • La compra de activos existentes, ha sido la
    modalidad más utilizada por los inversionistas
    extranjeros para entrar o expandir su presencia en la
    región. Primero, a través de los masivos
    programas de privatizaciones y, posteriormente, mediante la
    adquisición de firmas privadas locales.

GRÁFICO. INVERSIÓN
EXTRANJERA DIRECTA

(Porcentaje del PIB)

Monografias.com

Fuente: BBVA, Madrid 2001.

  • 4. Características de la
    inversión extranjera directa en
    Latinoamérica

Los volúmenes de inversión, que durante
los últimos tiempos han llegado a la región, tienen
su origen en los países desarrollados. Esto es así,
porque la mayor parte de los flujos netos de inversión
extranjera directa en los años recientes nacieron en estos
países.

Los países asiáticos, especialmente China,
y los latinoamericanos, destacado como principales receptores
Brasil y México, concentraron casi el 95% de los flujos de
IED hacia las regiones en desarrollo, y se encuentran, por tanto,
entre los más favorecidos. En cuanto a los principales
sectores de destino, han sido el de reestructuración de
servicios en el caso brasileño y los sectores
manufactureros y de adquisición de servicios financieros
en México.

La inestabilidad política y económica
existente en algunos países andinos, como Colombia y
Perú, explica la baja participación de los mismos
en la recepción de IED.

En el siguiente Gráfico se aprecia cómo
durante la última década se ha abierto la brecha
entre flujos de IED hacia países desarrollados, donde el
crecimiento es casi exponencial, y flujos de IED hacia
países en desarrollo, con una tendencia al alza mucho
más moderada. Por su parte, los países en
desarrollo recibieron durante el 2000 un total estimado de casi
200.000 millones de dólares en inversiones extranjeras
directas, cantidad similar a la de 1999. Los países
asiáticos, especialmente China, y los latinoamericanos,
destacado como principales receptores Brasil y México,
concentraron casi el 95% de los flujos de IED hacia las regiones
en desarrollo, y se encuentran, por tanto, entre los más
favorecidos.

GRÁFICO. FLUJOS MUNDIALES
DE

INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA
1991-2000

(USD $ Millones de
Dolares)

Monografias.com

Fuente: Naciones Unidas,
UNCTAD.

  • 5. Razones de la elección de
    América Latina como principal destino inversor
    español

Las razones de por qué América Latina como
centro casi exclusivo de los flujos de capital español,
son muy variadas, y unas y otras están frecuentemente
ligadas. En su conjunto, lograron que, durante la década
de los noventa (especialmente en su segunda mitad), los
países emergentes de América latina se configurasen
como un excelente destino para los capitales españoles,
ayudado por un clima económico internacional favorable, y
sin olvidar la ventaja competitiva derivada de una comunidad
cultural compartida.

Uno de los grandes determinantes de la opción
estratégica latinoamericana, y que no ha perdido fuerza en
ninguno de estos años, es su calificativo como
región emergente. El potencial de fuerte desarrollo
poblacional es una solución al embudo demográfico
que sufre nuestro país. Al enorme crecimiento poblacional
previsto en América Latina hay que añadir el
también aumento de los stocks de capital y de
productividad totales, cuyos índices, actualmente en
niveles muy bajos, permiten grandes mejoras.

La posibilidad de concluir exitosamente reformas
estructurales futuras, es, indudablemente, un incentivo inversor
muy destacado, así como las posibilidades generales de
crecimiento14, pese a la desigualdad, también creciente,
del mismo.

Existen otros factores que han perdido fuerza como
motivos de atracción de capitales, pero que en su momento
contribuyeron a la salida de flujos españoles hacia la
región. Entre estos determinantes coyunturales cabe
resaltar, por encima de todos, el cambio de políticas en
las economías domésticas durante los años
noventa.

Argentina fue el país en ir más lejos a la
hora de aplicar políticas habituales en el resto de
países latinoamericanos durante esos años, y
especialmente en la reducción del papel del Estado en el
ámbito productivo y de provisión de servicios.
Junto a la privatización de empresas, principalmente las
del sector servicios, y dentro de un marco de políticas de
liberalización comercial y financiera, se llevó a
cabo la desregulación de mercados estratégicos y la
implantación de planes de incentivos para la
localización nacional.

Ello favoreció la llegada de capitales
extranjeros, especialmente españoles, que aprovecharon la
compra de empresas a precios bajos, con rentabilidades crecientes
e importantes márgenes para el desarrollo de su
tamaño empresarial, lo cual favoreció la
constitución de posiciones muy fuertes para nuestras
empresas en muy poco tiempo, y con ello la posibilidad de una
fácil defensa ante ofertas públicas de
adquisición hostiles.

En síntesis, algunas economías
latinoamericanas, y especialmente la argentina, se convirtieron,
de una forma veloz, en las más transnacionalizadas del
mundo, gracias a medidas de corte liberalizador.

  • 6. Características de la
    inversión española en
    Latinoamérica

Esta inserción dinámica en el mercado
mundial, actúa como catalizador de su expansión,
adquiriendo estos aspectos una especial relevancia dentro de los
mercados latinoamericanos, donde, como venimos expresando, se han
conseguido cotas de inversión verdaderamente
significativas, con presencia en prácticamente todos los
sectores de actividad: destacando especialmente los de industria,
energía, banca, telecomunicaciones, infraestructuras, y
más importante aún: la capacidad competitiva
está resultando ser de primer nivel, por lo cual es de
prever que estas inversiones, además de permanecer, se
incrementarán, salvando situaciones de corto
plazo.

Las grandes inversiones españolas en
América Latina, se iniciaron a principio de los
años noventa con la presencia de Telefónica e
Iberia en los procesos regionales de
privatización.

Posteriormente se potenciaron con el ingreso de Endesa,
Iberdrola y Repsol a mediados de la década de los
años noventa, y adoptaron dimensiones realmente
significativas con la estrategia de adquisiciones iniciada por
las entidades bancarias a partir de 1995.

En términos agregados, el sector bancario ha sido
un destacado inversionista directo español en el exterior,
superado por las grandes inversiones de las empresas de
telecomunicaciones y energía. En efecto, la
participación de Telefónica en la
privatización del Sistema Telebras a mediados de 1998
(Brasil) y la toma de control y gestión de Repsol y Endesa
en las mayores empresas energéticas privadas de Argentina
y Chile respectivamente, Yacimientos Petrolíferos Fiscales
(YPF) y Enersis a principios de 1999, han sido las más
importantes operaciones no financieras realizadas hasta el
momento.

Por lo cual América Latina, es el principal
destino de la inversión directa española. Ello pone
de manifiesto la madurez y el desarrollo del mercado
español, así como el impulso de la iniciativa
empresarial en nuestro país, que decididamente se ha
lanzado a la búsqueda de nuevas oportunidades
comerciales.

GRÁFICO. INVERSIÓN
ESPAÑOLA EN AMÉRICA LATINA:
1985-2000

Monografias.com

Fuente: OCDE, Registro de Inversiones
(2000)

  • 7. España, sexto país del
    mundo en inversiones en el exterior 1999

Según el Informe de la UNCTAD 200121,
España se convirtió durante 1999 en el sexto
país del mundo que más invirtió en el
extranjero, con 43.000 millones de dólares, siendo la
primera Inglaterra, que con 206.000 millones de dólares se
situó por delante de Estados Unidos, cuya IED era de
136.220 millones.

La cuarta parte de las inversiones que recibió la
región durante el año 1999 fueron realizadas por
empresas españolas en su totalidad. La principal
inversión en este periodo fue la compra por Repsol de la
petrolera argentina YPF, que se elevó a 3.2 billones de
pesetas.

Partes: 1, 2, 3, 4
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